duelo por ruptura de una relación

Duelo por ruptura de una relación

A lo largo de nuestra vida, casi todos nos enfrentamos alguna vez -o varias- a la ruptura de una relación de pareja. De forma similar a lo que ocurre ante la muerte de un ser querido, cuando se rompe una pareja hay un proceso de duelo por ruptura de una relación, que implica la elaboración de la pérdida de la persona amada o la relación deseada y la adaptación a la nueva realidad.

Tristeza, ira, culpa, ansiedad o desesperanza son sentimientos que aparecen con frecuencia a lo largo de ese proceso. Insomnio, fatiga, falta de concentración, pérdida de apetito, llanto frecuente o desinterés por actividades de las que se disfrutaba pueden darse como manifestaciones del dolor por la pérdida. Pero la tristeza tiene aquí una clara función, después de la ruptura necesitamos pararnos y aislarnos para comprender y asimilar lo que ha pasado y más adelante recibir el apoyo de los demás. Si no le prestamos atención a las emociones, alargamos el duelo y podemos incluso atascarlo.

Aunque no hay un acuerdo general, en ese periodo de tiempo en que tratamos de entender la pérdida, podemos distinguir diferentes fases:

  • Negación: al inicio suele haber un periodo en que no podemos o queremos creer lo que ha pasado.
  • Tristeza: el dolor de la perdida prima en esta etapa.
  • Culpa: damos vueltas a nuestra responsabilidad en lo que ha podido ir mal en la relación.
  • Ira: si se percibe injusticia en la situación.
  • Nostalgia del ser querido: echamos de menos momentos pasados.
  • Aceptación: la pérdida empieza a doler menos.

Su avance no es necesariamente lineal, con frecuencia se vuelve a pasar por momentos que se creían superados, hay saltos, fases por las que algunas personas no pasan y su duración e intensidad son diferentes en función de la persona y de muchos factores de la relación, por citar algunos:

  • Quién deja la relación: El hecho de que no sea un acuerdo mutuo, la decisión sea unilateral o bien que uno de los dos siga queriendo al otro, influye en el afrontamiento de la ruptura.
  • Etapa de la relación y momento del ciclo vital de la pareja: si hay hijos, se comparten gastos, se convive, etc, el cambio es mucho mayor y la adaptación, más difícil.
  • Manera en que termina (entre discusiones, sin decir nada, con tiempo para hablar y despedirse…)
  • Otros factores que pueden influir en la dificultad para afrontar el duelo son: la existencia de planes de futuro y expectativas sobre la relación, lo inesperado de la decisión, el grado de apoyo del entorno, seguir manteniendo contacto con la expareja y diversidad de características de la relación y de sus miembros que pueden cambiar la forma y dificultad en que afrontamos este cambio.

Cuanto más tiempo haya transcurrido desde la ruptura, mejor se ha podido procesar lo ocurrido, para aceptarlo e integrarlo como una experiencia más en la vida y poder seguir adelante a pesar de la pérdida. La recuperación se hace más fácil si la persona es quien toma la decisión, si tiene buen apoyo social y familiar y si se deja de mantener contacto con el otro miembro de la pareja.

La ruptura afecta nuestra manera de pensar y de ver el mundo y a nosotros mismos, una relación de pareja (sana) refuerza nuestra identidad y autovaloración y cuando nos dejan, a menudo hay que construir una nueva imagen de nosotros mismos y aprender a valorarnos más allá de lo que éramos con o para la otra persona. Se dan también cambios en las nociones de amor y pareja, los esquemas de funcionamiento del mundo que teníamos pueden no servir para explicar la situación, y por tanto hay que construir unos nuevos, cambiando nuestra manera de ver el mundo hasta ese momento.

Cuando se dan estas circunstancias, la ayuda de un profesional es muy útil, nuestro trabajo como psicólogos no es eliminar la tristeza, sino más bien dar ayuda para asimilar la nueva situación, habilidades para hacerle frente o apoyo para ordenar tus pensamientos y emociones y así evitar que te arrastren y condicionen. Tener herramientas para superar la perdida amorosa es esencial para volver a formar lazos afectivos, de ahí la importancia de asimilar el cambio y adaptarse a la nueva situación.

La pareja es la relación más importante fuera de nuestra familia de origen, así, cuando se rompe, vivimos uno de los momentos más dolorosos y estresantes que pueden darse a lo largo de la vida. La ruptura deja soledad y aislamiento donde antes había compañía y apoyo, una parte del suelo que pisábamos se quiebra y debemos repararlo y reconstruirnos para adaptarnos a la nueva situación. La ayuda de un psicólogo puede hacer este proceso más fácil y evitar estancamientos.

En nuestro centro de psicología en Valladolid podemos ayudarte a superar casos como este y otras muchas opciones. Puedes contactar con nosotros sin compromiso. 🙂

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